San Dimas

De San Dimas conocido como “El Buen ladrón”, solo se conoce acerca de su muerte y de su solemne  canonización por parte del mismo Jesucristo (no repetida jamás en la historia de la santidad).  

“En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso”

Después  de haber sido toda su vida un ladrón y probablemente un asesino, bastó que se volviera hacia Cristo en el último momento de su vida, para que recibiera el perdón y la misericordia de Dios. Más aún, bastó para que el mismo Cristo le prometiera ir al Paraíso con él.

Un santo como San Dimas es un signo claro de que Dios nos quiere gratuitamente, de que no tenemos que ganarnos el amor de Dios, sino que ya como pecador Dios nos ha elegido para salvarnos y para ser sus hijos. Dios es el único que nos quiere gratis, sin exigir nada a cambio. Así quiso a Dimas, porque ¿qué podía esperar de un ladrón crucificado? Quizás el Señor estaba pensando en él y en nosotros cuando dijo: "No he venido a salvar a los justos, sino a los pecadores".

Finalmente, llama la atención que el encuentro con Cristo le convierte en evangelizador y no teme dar testimonio ante el otro ladrón crucificado; San Dimas nos recuerda que el principal testimonio que debemos dar como cristianos es que Dios ha tenido misericordia de nosotros. La finalidad de dar testimonio no es que los demás admiren lo buenos que somos los cristianos, sino que pongan los ojos en la fuente de la Misericordia, clavada en la cruz junto al Buen Ladrón. Sólo así  comprenderán que también nuestras buenas obras son una gracia de Dios.