lunes, 2 de julio de 2012

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia. La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.

El 16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz.  Santa Margarita  escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor." La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

Las Doce Promesas del Sagrado Corazón

En mayo de 1673, el Corazón de Jesús le dio a Santa Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las siguientes promesas:

* Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
* Les daré paz a sus familias.
* Las consolaré en todas sus penas.
* Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
* Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
* Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de misericordia.
* Las almas tibias se volverán fervorosas.
* Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la perfección.
* Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y venerada.
Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
* Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
* Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.

Corazón Sacratísimo de Jesús, que por el grande amor que nos tienes, te has dignado prometernos la perseverancia final y la gracia de no morir sin Sacramentos, haciéndote nuestro seguro asilo en la última hora de nuestra vida; humildemente te pido que cumplas en mí tu palabra, que tanta confianza inspira a nuestros coraz0nes. Yo, por mi parte, prometo hacer cuanto pueda para amarte más y más y para hacerme digno de una tan grande Promesa, evitando el pecado y todo cuanto pueda desagradarte. Te pido para ello, tu gracia, que espero alcanzar por los méritos de tu mismo Corazón. Amén.


Enlaces en este Sitio Web: Clic Aquí: Vida de Santa Margarita María Alacoque

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